-¿Qué? No, no
puede ser cierto oficial.- fueron las palabras de Antonio al escuchar que la
búsqueda de su prometida había culminado y que ya no la encontrarían con vida.
-Lo siento mucho
caballero, pero ya buscamos en todos los lugares de la ciudad y no aparece. Las
cámaras de seguridad no revelan nada que nos ayude en la pesquisa y usted ha
cooperado lo suficiente. Ya lleva 3 meses desaparecida lo mejor es que ya no
agote fuerzas. Si está viva, le aseguro que volverá con usted.
Antonio estalló en
llantos en la acera frente a su casa y el oficial al verse en aquella situación
decidió marcharse ya había cumplido con su misión.- Éxito en su vida señor.-
Lorie había desaparecido 3 meses atrás en
una noche lúgubre, muy oscura para ser verano al igual que fría. Aquella mañana
del 8 de julio había amanecido lloviendo y así permanecería toda la mañana y
semana. La mañana transcurrió como de costumbre en la casa de estos dos, pero
al llegar la tarde los ánimos se caldearon y hubo una pequeña discusión que termino
con la ida de Antonio. Este se fue a un bar que se encontraba a 3 cuadras y
allí paso toda la noche hasta llegar a la madrugada que decidió ir a su casa.
Llego a su casa y no encontró a Lorie no había rastro alguno de su prometida.
De aquella pelirroja guapa, de lentes y pecas en surtidas por sus hombros.
Antonio pensó que su prometida se había ido de fiesta, pero no fue así. Ella no
llego en la mañana, mucho menos en la tarde y tampoco llegaría en las semanas
subsiguientes. Aquella ausencia empezaba a carcomerse la casa y el espíritu de
Antonio. Las semanas pasaron y este no lograba conciliar el sueño, tomaba
pastillas que le evitaban dormir y si lograba dormirse se levantaba de
pesadillas en las cuales decía que Lorie lo seguía y lo acusaba. Lorie y él habían
tenido una relación bastante estable y aún no se casaban porque no se sentían
en la edad de hacerlo, pero si querían hacerlo en una proximidad.
Ya había transcurrido algunos meses de la
desaparición de la chica y Antonio cada vez decaía más en una depresión. Este
le decía a todos que veía a Lorie y nadie le hacía caso, su psicólogo lo
recomendó a un psiquiatra y este le dio medicamentos que lo anestesiaban. Bajo
los efectos de las pastillas tenía sueños extraños donde Lorie le gritaba que
bajara el cuchillo y que lo recapacitara. Pero este se abalanzaba y ahí un
sabor a sangre le corría por su boca. Al despertarse, el sabor de la sangre
continuaba y al mirarse en el espejo se percataba de que se había mordido el
labio y sangraba en cantidad, esto ocurría muy a menudo. Ya Antonio había
dejado de ser el hombre que fue en algún tiempo, ahora era una especie de
humano maltrecho con ojos divagantes, sin uñas por comérselas de la ansiedad,
unas ojeras terribles y su cabello maltrecho, ya no se bañaba y su casa olía a
encierro y muerte.
Antonio dejo de tomar las pastillas y aun
así veía a su novia muerta que lo llamaba y señalaba. Él no lo entendía, pero
ella seguía con la insistencia. Su hermana fue a la casa e intento ayudarlo, ya
Antonio se iba recuperando de la depresión, pero el fantasma de su prometida lo
asechaba. Una noche en su sueño todo se revelo.
Aquel 8 de julio, luego de la discusión,
Antonio se fue al bar donde pasaría un buen rato. Aproximadamente a la
medianoche recibió una llamada de Lorie que lo llevo hasta el hogar. Esta había
preparado una noche romántica, pero al ver que su prometido no llegaba decidió
que llamarlo era la situación. Al llegar Antonio se sorprendió y le recrimino
que aquello no era para el sino para un amante.
-Que absurdo eres.
¡Ves! Intento estar bien contigo, pero tú no te dejas. Ya esto acabo, me rindo
Antonio. ¡Me voy!- Lorie subió las escaleras para buscar su ropa y marcharse,
pero él le agarro el brazo y lo apretó con fuerzas.- Suéltame me haces daño idiota,
como vuelvas a ponerme un dedo encima será la última vez que sepas de mí.-
-No amor, no te
vayas, sabes que te amo y que eres lo único que tengo. Por favor no te
marches.- Antonio le lloraba desconsoladamente, pero esta ya sabía cómo era él.
-No me marcho,
pero sabes que eso es para ti.- Señalando una botella de vino que estaba en la
sala junto a algunas velas encendidas.- Ponte cómodo, me arreglare el
maquillaje y bajare enseguida.- le dio un beso en la mejilla a Antonio y este
la soltó.
Sonriéndole le dijo.-
Amor te espero aquí. Se secó las lágrimas y la dejo ir.
Lorie subió e inmediatamente al llegar al
cuarto le puso el cerrojo e hizo la maleta, esa misma noche se marchaba. Ya no
aguantaba más, Antonio siempre la hacía sentir culpable de todo y le
recriminaba la depresión que llevaba. Hizo la maleta lo más rápido que pudo,
solo llevaba lo indispensable. Se quedaría algunos días con su mejor amiga,
luego iría a la policía y pondría una orden de restricción y buscaría lo que le
quedaba. Así salió del cuarto y se llevó la gran sorpresa de que Antonio la
esperaba frente a la puerta del dormitorio. A esta no le dio mucho tiempo de
razonar lo que pasaba y al abrir la boca instantáneamente sintió que un pañuelo
le cubría la boca, sintió un fuerte dolor de cabeza y no recordó más. Antonio
la había amarrado y la llevo al sótano, allí la desato y volvió a atarla, pero
esta vez las manos y pies por separado, luego pasó una soga por una columna y
la elevo. Lorie se despertó por un dolor intenso y desgarrador que provenía de
los dedos de los pies. Al despertar sintió que su cuerpo estaba inmóvil y que
levitaba. De un momento a otro ya no sintió dolor, aun levitaba se sentía en el
aire pero nada le causaba dolor.
Ahora se encontraba en un extremo de la
habitación, algo confusa, al despejar la mente pudo verse. Allí yacía su cuerpo
amarrado y elevado en una columna. Se llevó las manos a la boca, pero no podía
hacer nada, miro alrededor del sótano y sobre una mesa de herramientas vio el
cuchillo ensangrentado que le quito la vida. Unas arcadas se asomaron, pero fue
solo un pensamiento, ya estaba muerta y levitaba en el aire. Sintió los pasos
de Antonio, que bajaban por las escaleras del sótano. Ahora iba vestido con
unas bolsas plásticas y traía una serie de herramientas que usualmente usaba.
Se acercó al cuerpo sin vida de Lorie, mientras el alma de esta lo observaba
con odio. Le acaricio el cabello y le susurró al oído
-Ya todo está
bien, cariño. Ahora no te iras de mí, pero tengo un tantísimo problema. ¿Sabes cuál
es?- le pregunto al cadáver.- Ja como vas a saber, si estas muerta.- En ese
instante se entristeció y lloro, pero al instante se recuperó.- Nadie puede
verte, tendré que ocultarte muy bien.- y así comenzó todo.
Para que nadie sospechara y para asegurarse
de que ella estuviera muerta, le dio algunas puñaladas más. Se quitó las bolsas
que cubrían su cuerpo y se marchó al bar, donde estaría hasta tarde. Quiso
empaparse de alcohol para que el crimen le fuera mas leve. Aproximadamente a
las 3 de la mañana llego a su casa y bajo al sótano. Allí el cuerpo de Lorie yacía
de un color azul, ya su cuerpo había perdido toda la sangre y el oxígeno. Ahora
procedía desmembrar el cuerpo, Antonio se colocó las bolsas nuevamente y procedió
con el trabajo. Busco una sierra y le corto los miembros, luego la cabeza y por
último el torso, mientras iba cortando los iban echando en un bote lleno de
hormigas, para que se comieran la carne y luego de eso pasaba los huesos por
una ponchera de ácido para que al final de todo quedaran blancos. Ya cuando los
huesos no tenían nada de carne, los echo en una trituradora que tenía y estos
quedaron pulverizados. Lorie veía como mutilaban su cuerpo y juro venganza.
Antonio se despertó empapado en sangre y el
espectro frente a él. Un dolor terrible lo azoto y desde la puerta vio como
Lorie lo llamaba. Antonio no aguanto más y escribió una carta donde confesaba
el crimen. Bajo a su oficina y allí encontró su pistola, la cual al instante
saboreo el sabor a sangre.