domingo, 31 de mayo de 2015

Diario de un chico; escrito por un desconocido. Mercedes

    Últimamente he caído en el cliché de ser el hombre más monótono de la vida. Me levanto, voy a la universidad, tomo clases, vuelvo al apartamento, me acuesto a ver películas, bajo a comprar comida, tomo una ducha y me doy unas cervezas viendo películas de romance. Películas donde el amor se convierte en un parásito que les come el cerebro a las personas y los hacen tener un estereotipo erróneo del concepto amor.

     Hoy es lunes y no quiero caer en la misma monotonía. Fui a la universidad y al salir quise hacer algo diferente. Por eso se me ocurrió tomar una ruta diferente. Hacia una tarde bonita y fresca. Quise variar para no ser aquel Gael depresivo que vaga por las calles de una ciudad extranjera, que ya lo hace de ella y me recuerda  que aún no he dejado atrás mis mañas. Pase por una floristería que frecuentaba y que allí, detrás  de algunas flores se encontraba Amalia. Una chica de rizos, de mi edad y que trabajaba de vez en cuando allí. Otro día iría a verla, como solía hacer cada tres o cuatro semanas. Luego, dos calles más abajo se encontraba el laundry donde lavaba mi ropa y justo al lado, un complejo de apartamento algo lujosos y donde tras aquellas paredes se encontraba Mercedes. Mercedes era una treintona que conocí un día que fui al laundry. No, ella no fue allí. Ella tiene una sirvienta y toda esa jodienda. Me topé con ella cuando  salía de lavar la ropa. Yo llevaba la ropa en una canasta y no me había fijado por donde iba. Mercedes salía de su apartamento pendiente a su móvil. Tropecé con ella y mi ropa, limpia, fue a caer al piso donde había un charco de agua sucia. Ella muerta de la vergüenza, pensando que era su culpa. Me dijo que le dejara la ropa que ella la mandaría a lavar en ese instante y que luego enviaría a una persona a mi piso, cuando estuviera lista. Yo sin remedio alguno, tampoco tenía dinero para lavar la ropa nuevamente, accedí y subimos a su apartamento para darle la información y dejarle mi ropa.

    Entre a su apartamento, más lujoso de lo que podía aparentar. Según me contó, su esposo era cirujano plástico, uno de los mejores y ella “cuidaba” a sus dos gemelos pequeños, Raquel y Rafael. Y digo “cuidaba” porque ellos tenían una Nanny que se encargaba de atender todos los caprichos. Antonia era la sirvienta y Mercedes la llamo para explicarle lo que tenía que hacer con mi ropa. Luego le dijo que llamara a un mensajero para que me entregara la ropa y que la misma debía estar lista antes de las 8pm.  Le di mi número telefónico y mi información. Ella tenía que salir e igual yo. No sé si decir que ella me acompaño o yo a ella, el punto fue que al bajar por el ascensor paso algo extraño y muy arriesgado. Yo no podía quitar la mirada de sus pechos, eran de una talla perfecta, blancos y muy a mi gusto. Mercedes se percató y me pregunto.

-¿Te gustan?

Yo como un estúpido pregunte -¿Qué me gustan?

Ella miro a sus pechos y luego me miro.

Yo no sabía dónde meterme en esos instantes. La mire y sin pelo en la lengua le dije. –Sí, me gustan mucho.

    Mercedes no esperaba esa respuesta. Admito que no sé de donde saque los cojones para decírselo y me lance directo hacia su boca. Lo que pasó a continuación pareció gustarle. Terminamos en un cuarto de hotel revolcándonos en las sábanas blancas y viendo aquellos pechos perfectos, igual que unos pezones exquisitos, una cintura deliciosa y un sexo llameante. Aquella treintona guardaba maravillas bajo la ropa. Su boca era exquisita tenía un sabor dulce y me provocaba un éxtasis saborearla. Los años no le habían caído encima, tenía el cuerpo de una veinteañera de esas que salen en revistas de modelos.

    Hoy caminando por aquella calle, me acorde que hacían semanas no nos veíamos, quizás tendría ganas de verme. Me comunique con ella y así era. Terminamos en la misma habitación del mismo hotel (como una canción muy famosa en mi país). Aquella que sabía nuestros secretos, nuestras risas, nuestros gemidos, nuestros gustos y sobre todo el olor que expulsábamos al hacerlo. Luego algunas copas de vino, para que la cosa fuera más clichosa y más de película. Ella con su bata blanca fumando en el balcón y yo en mis bóxer ajustados color negro. Lo bueno era que siempre podía quedarme en el hotel y pedir lo que fuera, todo lo pagaba Mercedes. No vayan a pensar que soy un interesado, pero mi situación no estaba como para decir que no a una oportunidad así. Había veces que me recompensaba en grande. Yo sentía cariño por mercedes y ella a mí. No me amaba, eso lo dejamos claro, ella amaba a su esposo y yo no podía amarla.

    Su esposo también me había conocido. Inclusive le hice algunas fotos a su familia y me han contratado para ser el fotógrafo de varias fiestas personales.


    Mercedes se marchó por un compromiso y yo me quede en el cuarto, le dije que pasaría la noche en él, no le estuvo malo y me dijo que me comunicara con ella al día siguiente para ver qué servicios había solicitado y que no me excediera. Yo nunca lo hacía, siempre era precavido y ella lo sabía. Se marchó y me eche una siesta, después mande a pedir otra botella de vino, por aquello de variar, llene la ducha y me tome media botella de vino en la ducha, luego salí y aquí estoy. Sentado frente a mi computadora, con una vista a la ciudad, escribiendo en mi diario y tomando vino, fumando y sintiéndome agradecido con Mercedes.

lunes, 18 de mayo de 2015

Diario de un chico; escrito por un desconocido. Hugo

     Se preguntaran el porqué del título, le comentare a que se debe. Primero que nada; Hola, espero estén bien. Quizás no se encuentren con resaca, eso significan que están mejor que yo. Les comenzare a contar.
     Ayer fue uno de esos días que sientes que todo va en contra tuya. Primero mi alarma no sonó, así que me levante tarde y todo se atrasó. Segundo Llegue tarde a la firma de un contrato para hacer una sesión fotográfica, me vieron la cara de irresponsable. Luego llegue tarde a la uní, eso ya es costumbre en mí, pero no en días de examen. Por llegar tarde el profesor me quito puntos y para completar no me dio el tiempo para terminar el examen, así que deje más de seis preguntas sin contestar. Luego tome par de clases, que por suerte no me fueron mal. No todo es triste. Yo creía que mi tarde iba a ser mejor y si lo era, hasta que a mi móvil llegó un mensaje de texto de una persona la cual no me gustaría mencionar, pero que si diré que relación tuve con ella. El mensaje fue de mi ex. Hacían meses que no sabía de su paradero y ahora llegaba como si nada a decirme “Hola. Me gustaría que nos viéramos.” Tanto que sufrí y ahora viene como si nada. No niego que ver a mí ex era lo más que quería en este mundo, pero no ese día. Me puse a pensar y al fin y al cabo, por alguna extraña razón que ya saben cuál es; amor. Accedí vernos en un bar cerca.
    Allí me encontraba. En aquel bar que con anterioridad había sido nuestro spot favorito. Pasar por aquella acera y mirar dentro de aquel extraño bar, me hacía recordar los momentos tan gratos que habíamos pasado, los días lluviosos, las lágrimas que alguna vez compartimos, algunos secretos, unas miradas tentadoras, me hacia recordar las discusiones y recordar esa mirada verde penetrante. Allí me encontraba en la mesa que me recordaba todo eso. Para matar el tiempo saque mi cámara y me puse a ver las fotos. Pasaron veinte minutos de la hora acordada y no había llegado. Justo cuando tome el móvil para escribirle me llego un mensaje que decía “Lo siento G no pude llegar. De verdad lo siento tenia tantas ganas de verte y hablar. Espero quedar para otra. Te quiero.” Solo se me ocurrió reírme, ya sabía por dónde venía, como no pude notarlo antes. Fui un imbécil. Pensando en eso pague lo que me había bebido y decidí ir a otro lugar que no me trajera recuerdos ingratos.
     La ciudad es muy concurrida y a todas horas hay personas que van y vienen por las aceras. Pase por algunos bar, pero ninguno me motivaba a entrar. Cerca de mi apartamento había un bar que no era tan concurrido en días de semana y su ambiente me gustaba mucho. Al pasar frente a este bar vi que en el interior no había tantas personas y tenían música buena. Decidí entrar y antes de sentarme en la barra fui al baño. Tal parece que allí adentro había alguien y tuve que esperar a que saliera su inquilino. Mi móvil sonó, era un mensaje, lo saque de mi bolsillo y justamente cuando iba a ver de quien era el mensaje. Algún idiota despistado (no tiene otra palabra) no se percató que yo estaba allí y se tropezó conmigo. Mi móvil termino en el piso. Ya saben la sensación que sentí; ese vacío en el estómago.
-Mano disculpa. No fue mi intención. Andaba pensando en otras cosas.
Yo solo mire al autor de aquel incidente y me doble para recoger el móvil, cuando  mire la pantalla mi estómago se llenó. La pantalla estaba intacta y no había sufrido algún rasguño.
 –Tranquilo, no le paso nada. Pero la próxima vez no salgas tan distraído de ahí.- señalando el baño.
-Vale, muchas gracias por ese consejo.
     Entre al baño y solo pensaba en que mi día había estado pésimo y más con la jugada de mi ex. Salí del baño y me dirigí a la barra, para añadir algo a mi suerte, allí había una chica con la cual había salido dos o tres veces (nada serio) pero que yo le había dejado de hablar. Mi sorpresa fue más grande cuando me percate que quien estaba a su lado era el idiota del baño.
 Me senté lejos de ellos y vi cuando se despidieron. Ella se fue y él se quedó. No pasaron diez minutos cuando el muchacho se percató que yo estaba en la barra y fue a donde mí.
-Mano, te invito par de cervezas. Como pago del susto que pasaste hace poco gracias a mí.
Yo tenía una cerveza en la mano y me la lleve a la boca para tomar lo que quedaba en ella, hice un gesto con los hombros y el muchacho se sentó a mi lado.
-No he podido tomar nada, mi amiga, no le gusta que tome cuando ando con ella.  Me llamo Hugo Martínez- me dijo mientras extendía su mano.
Ya sabía ese dato de ella. Yo por mi parte me presente y el pidió las cervezas.
Hablamos par de cosas: de lo que estudiábamos, deportes, chicas y cosas así. Descubrimos que éramos fans del mismo equipo de futbol y quedamos para ir a ver un partido. Al igual que descubrimos que vivíamos en el mismo edificio.
 Donde yo vivía era un complejo de edificios. Yo vivía en el complejo B y él en el  A.
Yo no tengo muchos amigos por acá, así que decidí ser un poco más sociable de lo que acostumbraba.
Pasaron las horas y ya me había olvidado del día tan pésimo que estuve. Mate dos pájaros de un tiro, hice un amigo nuevo y olvide lo que había pasado.
Al terminar la jornada de cervezas, nos dirigimos a nuestros respectivo hogares no sin antes despedirnos con un apretón de manos y decir mañana quedamos para el partido.
Llegue a mi casa agotado y me acosté a dormir. Esta mañana me he levantado con una resaca de los mil demonios.
Ahora estoy aquí escribiéndoles, ya me voy para ver el partido.
Hasta los próximos lectores.
Abrazos


martes, 5 de mayo de 2015

Diario de un chico; escrito por un desconocido. ¿Quién Soy?

Hola, me llamo Gael Galeanos y he decidido que conozcan un poco de mi a través de este muchacho que según me ha contado le gusta escribir. Sus palabras fueron <<Eres digno de admirar por decidir estudiar lo que quieres. Tu historia es algo curiosa y le pasa a muchas personas. >> Me permitió entrar en su blog y aquí estoy. Espero que me lean y cualquier cosa que quieran saber de mi pueden dejarme saber a través del blog o en el correo del dueño de esta plataforma.
     Empezare a contarles un poco de mí. Como ya saben mi nombre  les diré mi edad, tengo 23 años. Estoy en el extranjero estudiando. Mi familia piensa que estoy estudiando medicina para especializarme en el área de cardiología pediátrica, igual que mi mamá, pero no es así. Estoy estudiando fotografía y no me importa lo que piense mi familia. Es mi diploma, no el de ellos. Dentro de par de años lo más probable es que mueran y yo me quedare siendo un fotógrafo frustrado, por estudiar lo que ellos han querido para mi. Pues no, me niego a ser eso. Para eso estudio lo que me gusta. Aunque tampoco entiendo porque debo estudiar fotografía si siempre he tenido el talento para hacerlo. La sociedad se empeña en no llamarme fotógrafo por no tener un diploma que lo certifique. Patrañas y caprichos de esta sociedad, pero eso son otros asuntos. Me gusta el arte, leer, la música, estar en la naturaleza, andar desnudo por la casa; pienso que es uno de los mayores placeres, me siento libre estar así, algunos entenderán. Me fascina el cine, la fotografía sobre todo, estar en las redes sociales,  socializar, estar acompañado a veces y otras me gusta la soledad, salir a discotecas, caminar, ir de compras, meditar y algunas otras cosas más que irán conociendo de mí.  Me sudan muchos las manos, tengo delirio de persecución, soy bipolar (No diagnosticado) y uso espejuelos. No me gusta afeitarme y me fascinan los miércoles. He tenido novias y recientemente me deje de la última. Soy alérgico a los mariscos, al pelo de gato y las plumas de ave, lloro en la ducha, hablo solo, canto también en ella. Le tengo miedo a las cucarachas, a los sapos, a las mariposas, los espacios pequeños y a veces me dan miedo algunas personas.
Ya que conocen un poco de mi comenzare a contarles como conocía el dueño del blog. Todo comenzó una tarde, hacía calor y estaba aburrido en mi apartamento así que decidí dar una vuelta por la ciudad. La ciudad es concurrida así que puedo entretenerme tirando fotos. Mi lugar favorito es una plaza con una enorme fuente parecida a las de Italia. Esa tarde de domingo fui al café que quedaba en la esquina de mi calle, para ordenar un café e irme a la plaza. Entre e hice la fila, estando en ella. Se me acerco este muchacho y me pregunto.
-¿Esta es la fila?
Yo lo mire y un poco desconcertado le dije. –Si.- y como ese día estaba de ser sociable le pregunte.-No eres de por aquí. ¿Verdad? Tu acento no es el del área.
-No.- me contesto.- Vine de vacaciones.- Tu tampoco tienes acento del área.
-No, vine a estudiar acá.
Así seguimos conversando. Conversamos de todo un poco. Me comento sobre sus planes y yo de los míos. Me dijo la razón del viaje y que andaba solo. Hablamos de las mujeres y el las comparo con la de su país, que extrañamente era el mío. Aun así fui a la plaza, pero acompañado. Conversamos más  y pasamos una tarde chévere. A la noche fuimos a un bar que yo frecuentaba y allí le presente a dos amigas mías. Las cuales quedaron locas por su acento y luego de ahí no lo volví a ver en buen rato.  

     Como se iba en dos días yo le prometí llevarlo a unos lugares que le faltaban por visitar y así fue. Fuimos a unas piscinas naturales y a un bosque fluvial. Intercambiamos e-mail y antes de irse me comento que era escritor y que si yo le daba permiso de escribir mi historia. Yo accedí  y así fue como ha comenzado esta aventura.